¡DE FÁBULA! ….

LA PERRA DE LAS 2 TORTAS

 

Estados Unidos, a 3 de marzo de 2024.



¡DE FÁBULA! ….

LA PERRA DE LAS 2 TORTAS 




 

 

 

Por: GAEL BUENDÍA/



La nombré “La folclórica”, apodo que le quedó como anillo al dedo, ya que se contoneaba toda cada vez que escuchaba cualquier género de música, sobre todo la regional. ¡La muy perra… chin se oye muy feo, ¿verdad? Bueno, la cachorrita se las ingeniaba para caer en gracia.

 

Y es que desde el día que llegó a mi vida, luego lueguito me movió la colita y lo hacía graciosamente, que me ganó la voluntad.

 

Conforme pasaron los días, me fui acostumbrado a su presencia, que, a decir verdad, tenía el temor de indagar de su pasado. Más que nada me embargaba el temor de que algún día apareciera su antiguo amo y me la arrebatara. 

 

 … Y ahí estaba, mirándome fijamente… con esa mirada triste y melancólica como queriendo provocar compasión. Cierto día me atreví preguntarle ¿Tienes dueño?

 

Bastaron dos ladridos para decirme que no, aunque me confesó  que sí tuvo… pero luego que le robara su doncellez la dejó a su suerte. ¡El muy perro…!

 

Y así, todas las tardes,  al final de la jornada, en el pórtico de la casa veíamos el atardecer. Ella estaba echada a mi lado, disfrutando mis caricias que le hacía sobre su abultado pelambre. ¡Ah, condenada, cómo movía la colita!

 

Las hojas del calendario se fueron desprendiendo.  ¿Cuántos días, meses, años pasaron?, no lo sé, lo cierto es que al año tuvo una cachorrita. ¡Ah qué linda! Al paso de los días me fui encariñando con esa bendición.

 

… ¿Y ella?… ¡No pos ella sí que fue mostrando el cobre! Perro que se le atravesaba, la muy endina le coqueteaba y … ¡Pos si dio pinta como lo que en realidad era….¡una perra andariega!

 

Pero lo que más arde es que en mi ausencia reanudó su antiguo idilio con aquel móndrigo perro… y…. ¿Que creen…? ¿Cuándo se dio cuenta de que me enteré…? Patitas pa‘’ que las quiero… dejándola nuevamente a su suerte. ¡Ah Mendigo perro!

 

¡El daño está ya hecho…! ¡Y pos que le vamos a hacer¡¿Matarla? ¡No que va! ¡Ni que tuviera tanta suerte…!

 

…Y pos aquí me tienen, vagando como “Perro Callejero” … Perdido por esas calles de Dios con mi cachorrita caminando a mi lado… 

 

Y pensar que las noches anteriores la muy perra ronroneaba de placer cuando acariciaba su tupido pelambre… 

 

La muy perra cree que solo yo perdí en este juego.

 

¿Quién perdió?  ¿Ella o yo?  ¡No lo sé, que la justicia divina nos juzgue!  Por vía de mientras esto me recuerda la fábula de ESOPO. El lector, juzgue

 

…¡La perra de las dos tortas…!

 

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