CARTA ABIERTA

Publicado el 21 de febrero de 2025, 10:42

 

CARTA ABIERTA

A QUIEN CORRESPONDA

P R E S E N T E:

 

 

 

Sirva la presente para expresar mi total descontento, por lo que a continuación voy a relatar. Y espero que quien resulte responsable tenga el valor civil de responder a mi queja. Pero si me lo permite mi "querida señora", la carta se la dirijo a usted.  

 

Me explico. Hoy por la mañana, finalmente me decidí cumplirle a mi familia el gusto a su paladar. Confieso que pasé varias noches cavilando si decidía desembolsar la cantidad estratosférica requerida para adquirir su valioso producto, por lo menos una docena… ¡Qué digo una docena! ¡Uno por cabeza!

 

Afortunadamente tengo dos chilpayates. Mi pregunta: ¿Cómo resolverá aquel padre de familia con tantas "bendiciones" que Dios le dio? “Chale, primo, últimamente me cuesta un “wevo” mantener a mi numerosa familia”, se quejó mi primo Toribio

 

 Y lo entiendo, ya que últimamente la canasta básica está por las nubes, las amas de casa hacen un verdadero milagro para estirar el gasto.

 

Recuerdo que en mi infancia iba uno a la tienda y por un peso conseguíamos una docena del ahora valioso producto.

 

Pues bien, como mencioné líneas arriba, esta mañana me armé de valor y me dirigí al supermercado para adquirir su producto. Pero antes pensé: ¿Y cómo le hago para traerlo? Una luz en mi neurona me dio la solución. ¡A wuevo!“” Una compañía que da servicio para el .transporte de valores.

 

Y… ¡Qué crees! La recepcionista, luego de informarle para qué utilizaría el servicio, me dijo: “”¡Uy, no, señor, no es posible complaserlo ¡Nuestra compañía no nos permite el transporte de tan valioso producto! 

 

 ¡Y pues ni modo! Armándome de valor (a wuevo ) me dirigí al súper y cuando, tomé del estante tres cartones. Un dependiente me tocó el hombro al mismo tiempo que me recriminó. “Lo siento, mi amigo solo se permite un cartón por persona, sorry” Chin, pensé que se me cae el negocio.

 

 Con el valioso producto en mis manos, un temor invadió mi cuerpo y antes de salir de aquel lugar me detuve en el quicio de la puerta y viendo que no había peligro de algún asalto o algo por el estilo, salí hecho a la mocha rumbo a mi sacrosanto hogar y … 

 

... ¡Oh, Dios! Los perros del vecindario que me dan alcance y me pescan de una nalga, y debido al dolor, sácatelas!!! que vuela el cartón del preciado producto y fue a caer en el ardiente asfalto.

 

Mis lágrimas brotaron de mis ojos y no sé si por el dolor de la mordedura o.… ver el gusto que se reflejó en la jeta de la jauría relamiéndose la lengua como diciendo guau. ¡Huevos estrellados!

 

E aquí mi pregunta: ¿Quién es responsable de tan escasez de su producto? ¿Usted, mi querida "señora, culeca"? O ¿ A caso se le acabó la fuerza viril a su consorte?! ¡No, qué muy gallo! ¿O quizá es un ardid del granjero para hacer su agosto en pleno febrero?   ¡Eso es…! ¡A WEVO! ¡Ya ni la chiflan!  ¡No tienen llenadera!

 

¡Pobre del pobre, del pueblo desprotegido!.

 

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