CARTA ABIERTA A LA …
REINA DE CAPACHO
P R E S E N T E:
Bien me lo advirtieron “Valí, la morra con la que andas noviando no te conviene”- Quien me lo dijo siguió advirtiéndome” “Morritas como ellas que nacieron en cuna de seda no tienen ni idea en como sobrellevar un hogar. Además, tú un plebeyo crees que alguien de su alcurnia puede habituarse a la vida que le darías”
Pese a esas advertencias, una de esas noches de acalorados flirteos sucumbí en las redes de tus redes y… meses después Dios nos bendijo con una princesita. Con dicha bendición me sentí el hombre más feliz de la tierra, sin embargo, tu negativa a unir nuestros destinos me desgracio la vida. Poco te importo el que nuestra princesita viviera sin el calor de un hogar.
Ahora nuestra linda bebe vive, si eso se la llama vivir, a la buena de Dios sin el calor de un hogar. Me han contado que nuestro tesorito gatea por todo el patio en busca de unos brazos amorosos, mientras que tu cumple con tus labores dizque sociales.
La Reina, madre, o sea la tuya (sin albur) al igual que tú poco le importa el bienestar de esa pequeña. Y no sé si ella tuvo la culpa que nuestra unión no se llevara a cabo. ¡Ah! ¡Pero eso si cada vez que nos encontramos en la calle me echa una mirada que si fueran puñales ya me hubieran quitado la existencia!
“¿Y usted cuando le va a cumplir a mi hija”? - es su reclamo cada vez que me divisa, sobre todo cuando está comadreando con las vecinas. Acaso no les has dicho que tú no has querido que formemos un hogar.
¡No, no sé qué hacer, ¡tú te empeñas en tener la patria potestad de nuestra Vivianita solo por joderme y yo me muero de tristeza cada vez que la veo, por ejemplo ayer me dio un chingamadral de tristeza verla como le escurrían la mucosidad de su nariz!
¡Ah!, pero la señorita Reina paseándose por las calles de Cuitzeo presumiendo de su soltería y “tomada del guante” con esas amistades que tienen una mala reputación como dice el dicho dime con quien andas… con… ¡La Ebria presidenta haciendo sus desfiguros como si se vieran muy bonitas! …
¿Te Acuerdas de aquel verso que te dije cuando noviábamos muy juntitos a la orilla de la laguna? Y …. “¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo, los dos unidos siempre y amándonos los dos; tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho, los dos una sola alma, los dos un solo pecho, ¡y en medio de nosotros” … Nuestro retoño producto de nuestro amor.
A veces quisiera darte mi despedida, aunque no fuera eterna, pues abrigo la esperanza de que algún día reflexionaras y… no, es inútil, tu grandeza de vanidad te impide a bajarte a mi altura… Y no es que te eche mi maldición, pero alguna vez en tu vida llegará el arrepentimiento y entonces será muy tarde y desde ahora te lo advierto, voy a luchar para conseguir la patria potestad de nuestra princesita y mientras tanto te exijo no te presentes más en mi vida ni en sueños … ¡Ah es verdad mi Reina de Capacho! Lo nuestro se malogró y ahora te presentas en mis sueños.
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